SOBRE LOS TALLERES IMPARTIDOS

 Hemos estado dando talleres de construcción de títeres con material reciclado para niños y adultos de contextos agrícolas, originarios y de periferias  de México.

Realmente viene siendo para nosotros una experiencia muy enriquecedora y esperamos que también lo sea para ellos y ellas.

Trabajamos con este tipo de talleres en quince países de Latinoamérica.
Es  casi imposible no hacer comparaciones  a la hora de entablar relación con ellos.
Generalmente en estos contextos el publico es muy ameno y creativo, pese a que no tengan mucho estimulo para ello. De todos modos debo confesar que aquí en México es un poco  complicado, supongo en parte por la cercanía física con el Tío Sam.

Es un poco difícil al principio desestructurar las mentes de las personas, sobre todo de los adultos para que puedan crear plásticamente. De hecho puedo citar como ejemplo una frase en voz baja que escuche de una doña en un taller el otro día: “me quiero ir a ver la novela”….
Completamente entendible, y libre de hacerlo estaba, pero finalmente se motivó.
Entiendo que para quienes están acostumbrados, a hacer poco o nulo esfuerzo manual, es todo un desafío. Pero de eso se trata el taller, de ejercitar la confianza, al comprobar que todos y todas podemos crear con nuestras manos nuestros propios títeres.

Es inmediata la alegría que percibimos sobre todo en los niños, al ver la transformación: botella de plástico-arte. En esta instancia es muy importante estimularlos para que puedan crear libres de preconceptos, en lo que se refiere a estética. Sobre todo evitar los cánones de la cultura de la televisión.

En este sentido nuestro trabajo, que llamamos cultural, realmente pertenece a la contra-cultura. En definitiva nos guste o no es un pequeño acto revolucionario. Porque puedo entender todo; la carencia de estimulo, la poca capacidad cognitiva, la influencia mediática, etc., etc., lo que me niego rotundamente, es a acostumbrarme  a tales hechos y darlos por sentados.
Ninguna batalla es vencida sino hasta que se abandona. Por eso, talvez de una veintena de niños que hagan el taller realmente dos o tres se queden con el mensaje. No importa, nada es en vano. Hay resultados fehacientes como por ejemplo el caso de un señor  que solo se acerco a “mirar” y mi compañero prácticamente lo obligo (jocosamente) a trabajar. Fue una experiencia hasta antropología diría, ver a  este caballero, netamente mexicano, con su bigote y todo, crear pacientemente su muñeco. ¡Y lo mas divertido fue cuando mi compañero le enseño a coser! Que reacio se encontraba al principio este hombre. Claro que primero lo había intentado yo, sin éxito, ya que por supuesto no iba a dejar que una mujer le enseñara a coser. Pero en cambio, cuestión de género, con Víctor fue diferente. Lo mismo con los varones, que nos dicen “yo no se coser” y mi compañero les enseña, un punto básico que el dice haber aprendido en los boy scout, (finalmente parece que para algo le sirvió).

Por eso me interesa mostrar lo subliminal de este taller. Los resultados no son directamente formar futuros titiriteros, ya que para eso no alcanza un taller intensivo de tres horas o tres horas y media, (nos estamos quedando sin  la parte de expresividad, dramaturgia, etc.)

 Pero en cambio, bastante compensa el hecho de saber que ya tiene el conocimiento,  de saber coser; si quiere puede coserse sus propios calcetines  y ya no depender de mama siempre. O mezclar colores como experimentación, ya que nada se aprende mejor  que en la practica.

La educación publica que tuve en mi niñez en Uruguay tenia sus fallas, por supuesto, y se que aun en mi lejana tierra hay muchas carencias. Aun así, (se que las comparaciones son odiosas), a veces se me escapa el hecho , dando por sentado de que todo los niños por lo menos de un promedio de diez años deberían saber cuales son los colores primarios. ¿Cómo se hace un verde? Nulas son las respuestas. Y lo entiendo, porque el arte y la cultura nunca son prioridad en la educación formal  pública latinoamericana.
 Por eso, todos los artistas deberíamos hacer el esfuerzo de acercarnos a estas comunidades, y toparnos con la realidad de nuestros hermanos.

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